Recientemente vi esta interesante charla a cargo de Joshua Foer, autor del popular libro Moonwalking with Einstein: The Art and Science of Remembering Everything. En ella, Joshua explica cómo cuando aprendemos una nueva habilidad, en cuanto hemos alcanzado un nivel razonable de desempeño, tendemos a estancarnos: entramos en una fase de meseta en la que hemos adquirido las capacidades suficientes para satisfacer nuestras necesidades y dejamos de espolearnos para ir más allá.
He tratado de capturar la esencia de su charla en el siguiente gráfico. A medida que aprendemos una nueva habilidad, como podría ser hablar en público, va mejorando nuestra eficacia: cada vez lo hacemos mejor y vamos obteniendo mejores resultados. Llegado un punto en el que lo hacemos “suficientemente bien”, nos instalamos en nuestra zona de confort: ¿para qué probar nada nuevo si con lo que ya sé me vale?, ¿para qué arriesgar si obtengo resultados aceptables? Porque si presentas como siempre, fracasarás como nunca. Llegará el momento en que tus habilidades se queden obsoletas y dejes de cumplir el expediente. Te desplazarás paulatinamente hacia la izquierda en el gráfico de las presentaciones mediocres. No puedes crecer y evitar el riesgo al mismo tiempo.
¿Cómo podemos salir de nuestra zona de confort y seguir mejorando nuestras habilidades? A continuación resumo las cuatro ideas más importantes de la charla de Joshua y su aplicación a El Arte de Presentar.
1) Practica lo que no funciona, no lo que funciona
Opera fuera de tu zona de confort y estudia tus fallos: ¿qué ha salido mal?, ¿qué no funciona?
Aprende de tus éxitos tanto como de tus fracasos. Ten en consideración las cinco personalidades de la presentación: lo que funciona ante una audiencia en unas determinadas circunstancias puede fracasar estrepitosamente ante otra audiencia en diferentes circunstancias.
2) Ponte en los zapatos de alguien que es más competente que tú
Estudia las actuaciones de grandes presentadores, piensa cómo se enfrentarían a los retos, analiza por qué hacen lo que hacen y por qué funciona.
En TED puedes encontrar un repositorio descomuncal con vídeos de los mejores ponentes del mundo. Viendo los vídeos de sus charlas no sólo aprenderás sobre multitud de temas de actualidad de disciplinas variadas. Aprenderás a presentar. Te sentirás impelido a abandonar tu zona de confort.
3) Busca la retroalimentación
Pregunta a la audiencia por el resultado de tu presentación: qué ha salido bien y qué ha salido mal. Busca opiniones sinceras y honestas. Sin crítica no podrás crecer.
4) Trata lo que haces como una ciencia
Recoge datos, analízalos, crea teorías de lo que funciona y de lo que no, crea una guía de buenas prácticas para ti o para tu organización. Tómate en serio las presentaciones.
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Diálogo abierto
¿Qué haces para no estancarte en tus habilidades de comunicación?
Calimero, buena reflexion. La palabra que buscas se llama voluntad. Disciplina, no le des mas vueltas.Trabajo, esfuerzo y voluntad es lo que mantiene la motivacion.
Sin voluntad no hay motivacion y viceversa. En el momento en que la voluntad decae, la motivacion se ve en la cuerda floja.
Un saludo
@laflordelasalud
Hola Gonzalo,
Estoy muy de acuerdo con lo que escribes. Además, creo que es un principio universal. Funciona con todo.
En cierta ocasión le preguntaron a Juan Manuel Fangio (5 veces campeón del mundo de Fórmula 1) qué había que hacer para ser campeón del mundo. Fangio contestó que lo más importante era derrapar en las curvas. Saber que siempre vas al límite de tus posibilidades.
Saludos
Está claro que si no arriesgas, no podrás llegar a la excelencia.
Qué extraño, que a veces nos falte la valentía y la voluntad de sacar lo mejor de nosotros mismos. Parece ser un tic típicamente humano, sin ninguna utilidad evolutiva aparente…
Parece que la diferencia entre una persona exitosa y una persona mediocre reside en dos cosas:
– Una persona exitosa no pospone.
– Una persona exitosa no cierra los ojos. Analiza. Comprende. Y gracias a esto, mejora.
Eso me lleva a otra cosa sobre la cual me encantaría leer un buen post de los tuyos: la fuerza de voluntad, o mejor dicho la motivación. En la vida de muchos, la fuerza de voluntad es algo periódico. A veces la sienten, a veces no. ¿De qué depende que nos sintamos motivados o no? ¿Hay alguna forma de reavivar esa motivación que tan repentinamente ha desvanecido y parece no querer volver por ningún medio?
Disciplina no es la respuesta que busco. Puedes ser disciplinad@ en tareas que te lleven a tus objetivos pero ya no sentir la motivación que te empujó a planear esas tareas.
La motivación es como un enamoramiento. Va y viene como le da la gana. Yo no le veo ningún mecanismo, me encantaría entenderlos, aunque sea un poco.
Salir de la zona de confort implica riesgo. Imagina que evolutivamente es más seguro no salirse mucho de ella para garantizar la supervivencia.
En un post futuro hablaré sobre la pasión, que está muy ligada con la motivación. Esperaré tus comentarios 🙂