León enjauladoAlgunos animales enjaulados pasan el tiempo midiendo nerviosamente las dimensiones de su cautiverio con pasos mecánicos. Avanzan de extremo a extremo de la jaula una y otra vez, en una perenne danza maldita. ¿Has presenciado alguna vez este triste espectáculo? Produce desazón en el espectador.

Muchos ponentes parecen leones enjaulados, moviéndose a ritmo nervioso por la tarima, cubriendo todo el espacio, hacia adelante y hacia atrás, de izquierda a derecha. Acompañan su discurso de movimientos espasmódicos sin sentido ni control, que distraen y marean a la audiencia. Controlar el movimiento supone todo un desafío. Si lo consigues, te otorgará un gobierno y dominio absolutos sobre el estrado.

Acompaña tu intervención del movimiento

Si hablas de pie, conviene que no estés plantado en el mismo sitio todo el tiempo, aunque sí la mayor parte del tiempo. Para ganar en expresividad y cercanía, puedes acompañar tu intervención con el movimiento.

Javier Reyero nos proporciona en su libro “Hablar para conVencer” unos útiles consejos sobre cómo moverse con eficacia sobre el estrado. Las siguientes recomendaciones han sido adaptadas de su “Decálogo del movimiento del orador”:

  1. Muévete por el escenario ocasionalmente, cuando lo exige la idea que estás comunicando, nunca sin ton ni son. Permanece la mayor parte del tiempo en el mismo sitio en una postura cómoda y relajada.
  2. Cuida de no interponerte ante el haz del proyector ni tropezar en el borde de la tarima, con cables o con mobiliario diverso. Conviene que organices tu espacio antes de comenzar la presentación.
  3. Evita movimientos espasmódicos y dar paseos por el escenario, pero cambia de vez en cuando de posición. No debes parecer ni una estatua ni una fiera enjaulada.
  4. Evita cualquier brusquedad: pisotones, saltos, ademanes enfáticos, giros bruscos, etc. Se trata de dar naturalidad a tu discurso, no de asustar a la audiencia.
  5. Muévete con suavidad.
  6. Combina desplazamientos hacia delante y hacia atrás con movimientos laterales. Si la ocasión lo propicia y permite, puedes desplazarte entre los asistentes, como hacían los viejos maestros de escuela.
  7. Cuando termines un movimiento, recuerda que la posición perfecta para no balancearse ni bailar sobre los pies es anclarlos con las piernas abiertas a la anchura de los hombros. Tras cada desplazamiento, retorna a tu posición natural.
  8. Siempre que te estés moviendo, has de seguir hablando.
  9. Si durante el desplazamiento o señalando la pantalla das la espalda al público, intenta permanecer el mínimo tiempo en esta posición.
  10. No mecanices ni memorices tus movimientos. Los mejores movimientos serán aquellos que surjan de una manera natural.

Aprende a controlar el movimiento al presentar

Aprende a controlar tu movimiento

Si no quieres parecer un león en su jaula, ¡controla tu movimiento! Practícalo delante de una cámara, practícalo con compañeros, practícalo en cada ocasión que se te presente. Verás cómo gracias a la práctica incansable llegarás a controlar el movimiento. Con el tiempo, llegarás a encontrar tu propio estilo y a dominar el espacio escénico.

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¿Eres de los que se danzan bailes de San Vito o de los que mantienen la posición? ¿Te cuesta controlar el movimiento? Comparte tus experiencias.

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