Más allá de la quinta filaComo ya soy perro viejo, siempre que puedo, durante las presentaciones me siento en la primera o segunda fila para asegurarme una vista excelente tanto del conferenciante como de la pantalla. Hace algunos meses, durante un congreso, uno de los ponentes utilizó un tipo de letra tan pequeño que resultaba imposible que nadie más allá de la quinta fila pudiera leer sus transparencias. Se lo comenté amablemente durante la comida y ante mi estupor me respondió que la culpa la tenía el público por sentarse lejos. Coincidí con él en que, efectivamente, durante su intervención en la sala había poco público y muchos voluntariamente se habían sentado en las últimas filas, pero ¿qué habría sucedido si la sala hubiera estado abarrotada? ¿No tienen todos los asistentes derecho a ver la presentación, con independencia de dónde se sientan?

Este ponente había olvidado por completo que no presentas para ti sino para la audiencia. Debemos pensar en lo mejor para ella, no en lo mejor para nosotros.

Retorno a las fuentes

En su libro Clear and to the Point, Stephen Kosslyn ofrece una serie de consejos para evitar que la audiencia vea borrones en la pantalla en lugar de letras claras y distintas. El término «fuente» en tipografía se refiere a la apariencia general de las letras. Las fuentes pueden variar en cuanto al tipo (Arial o Times New Roman), el estilo (negrita o cursiva), el tamaño y el color. Aunque los programas de slideware incorporan un número enorme de fuentes, lo cierto es que no todas ellas son igualmente apropiadas para presentaciones.

«No hay mejor receta para el fracaso que asegurarte de que la audiencia es incapaz de leer el texto de tus transparencias.»

— Stephen M. Kosslyn

En ésta y próximas entradas ofreceré varios consejos sugeridos por Kosslyn sobre el uso de fuentes y texto en tus transparencias con el fin de facilitarle la vida a la audiencia.

Texto pequeño = Fracaso

Clave 1: Asegúrate de que el tamaño es suficientemente grande para ser leído sin esfuerzo

Según una encuesta publicada en 2005, la segunda característica más irritante durante una presentación es el uso de texto tan pequeño en las transparencias que éste no puede ser leído. Se trata efectivamente de uno de los errores más comunes cometidos por profesionales en todo el mundo. Olvidamos que el texto completo de cada transparencia debería poder ser leído desde el fondo de la sala. Sí, desde el fondo de la sala.

Cuando añadas texto de reducido tamaño, piensa en lo siguiente: si no puede leerlo toda la audiencia, entonces ¿para qué ponerlo? ¿Lo pones para ellos o lo pones para leerlo tú porque no te sabes tu propia conferencia?

La objeción más frecuente que me encuentro cuando animo a utilizar un tamaño grande para las fuentes es que «entonces no me cabe todo en una transparencia». Exacto. Ésa es la idea. Este consejo exige que cada transparencia contenga poco texto, ya que de otra forma sería imposible aumentar su tamaño. Cuanto menos texto y más grande, mejor. La audiencia no quiere leer transparencias, quiere que le cuenten una historia.

Antes de tu próxima presentación, siéntate en el fondo de la sala y averigua si puede leerse el texto de tus transparencias. En caso negativo, ¡aumenta su tamaño! Las transparencias son un apoyo para tu presentación. Tú eres el protagonista y no PowerPoint.

El tamaño importa

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